La vivienda en el campo del trabajo social

La vivienda en el campo del trabajo social

RESUMEN:

La vivienda en la que habitamos tiene un impacto muy directo en la manera de comportarnos y relacionarnos con el entorno, en nuestro estado de ánimo y, en definitiva, en nuestra calidad de vida. Se puede decir, además, que es un espejo que refleja el propio estado interior: “nuestra vivienda habla por sí sola”.

A través del presente artículo se ponen de relieve ciertos aspectos beneficiosos de la tradición del feng shui relacionados con la vivienda y que influyen directamente en el bienestar de sus moradores.Para nutrir esta entrada, he realizado una entrevista a una persona que es consultora e instructora de feng shui, con la que comparto curiosidades e intereses sobre estos temas.

Su nombre:

María José Bonet Canet, quién tiene una trayectoria profesional de más de 15 años; y es ella la que proporciona las claves para realizar el recorrido hacia esta nueva forma de percibir los entornos y los espacios a través de esta entrada.

INTRODUCCIÓN:

El feng shui es una herramienta que nos llega directamente de China, cuyos orígenes datan entre 3500-4000 años A.C. En la China imperial, el feng shui era un asunto de estado y sólo las construcciones imperiales y de algunos nobles tenían acceso a esta aplicación.
Desde la óptica del Feng Shui se puede ver la importancia que tiene la vivienda en el comportamiento, actitud y calidad de vida de sus ocupantes. Hoy día sus aplicaciones son diversas y muy conocidas en Occidente, y considero que pueden servir de inspiración a profesionales de lo social, en la medida en que ayudan a las familias a mejorar su hábitat. Esta mejora se lleva a cabo mediante el progresivo cambio de hábitos de los miembros de la familia, y a través de pequeños cambios y modificaciones en la disposición de los diferentes elementos del hogar, hacia el bienestar. Por este motivo, se echa mano a la filosofía derivada de esta práctica, para ponerla al servicio de los profesionales que abordan intervenciones en las viviendas de las personas. Esta propuesta recoge las bases de esta tradición oriental, aportando un sentido o explicación a las adecuaciones del entorno que pueden ser beneficiosas, poniendo especial atención en aquellos aspectos que podrían provocar tensiones o disfunciones en la unidad de convivencia.

 

EJERCICIO:

Antes de entrar en harina, párate un instante y observa tu casa en silencio: tu dormitorio, salón, cocina… Recorre cada estancia y observa qué sensaciones despierta tu habitáculo diario. Esto puede ser un buen ejercicio para cada una de nosotras y de nosotros, y también puede servir como ángulo de reflexión en una de las herramientas diagnósticas más determinantes de nuestra profesión como trabajadores/as sociales: la visita a domicilio. Si realizas visitas domiciliarias con regularidad, habrás percibido las sensaciones que surgen conforme vas recorriendo las diferentes estancias de la vivienda, siendo a veces agradables y apacibles, y otras completamente desagradables e inquietantes. Si ese conjunto de sensaciones pueden producirse en un pequeño lapso de tiempo, podrás imaginar el efecto que puede tener en las personas que viven en ellas, expuestas permanentemente a dichas sensaciones. El estado de la vivienda es importante, pero ser consciente de ello lo es aún más.

LA ORGANIZACIÓN DE LA VIVIENDA Y SU RELACIÓN CON EL FENG SHUI:

María José Bonet Canet es consultora e instructora de feng shui desde hace más de 15 años, y tuve la suerte de mantener una entrevista con ella, en la que intercambiamos impresiones sobre el feng shui y sobre la importancia de poner un punto de atención en la vivienda. Ella me explicó detenidamente la repercusión que la disposición de los espacios puede tener en el carácter y en el devenir de los acontecimientos del día a día.
Los espacios domésticos desordenados y/o sucios revelan mucha información a los profesionales de lo social, en tanto afectan a la calidad de vida y repercuten en el desarrollo de los individuos más vulnerables de la familia (como pueden ser las personas menores de edad).
Recuerda que apuntábamos al principio de esta entrada que la vivienda es un espejo del interior de sus moradores; por tanto si ésta se encuentra desordenada, lo ideal es preguntarse cúan desordenada anda la vida y los proyectos, ilusiones y expectativas de quién/es habita/n en ella.
No es de extrañar que en una cultura capitalista como la nuestra, en la que el valor del consumo está por encima de casi todos los valores sociales esenciales, las personas acumulen objetos y enseres que ni necesitan ni utilizan, por tanto están arrinconados en el hogar, ocupando un lugar que nos les corresponde, pues están bloqueando la posibilidad de disponer de un espacio abierto, luminoso, ordenado y libre de lastres y recuerdos pasados, aparte de que dificultan que entre lo nuevo.
No es bueno apegarse a lo material, sino más bien todo lo contrario: “viajar ligero de equipaje”. Las personas estamos demasiado cargadas de pasado. Es importante aprender a desprenderse de lo que no se usa y no se necesita, pues además todas esas cosas pueden servir a otras personas o pueden reciclarse para emplearlas nuevamente en otros fines.

María José lo tiene claro: ANTE EL DESORDEN, lo ideal es TOMAR UN PAR DE BOLSAS DE BASURA Y COMENZAR A TIRAR COSAS.

Las viviendas están cargadas de pasado.

¿De qué advierte María José que hay que desprenderse en el hogar para promover el bienestar?

  • De las cosas que no se usan desde hace años.
  • De las cosas rotas o estropeadas que no pueden repararse (salvo que se quiera guardar algún objeto por pertenecer a un familiar ya fallecido).
  • De las cosas que no son tuyas.
  • De las cosas que no te gustan, con las que no te identificas y no tienen un significado para ti.

Es muy importante que la vivienda disponga de espacios para facilitar el descanso, y a su vez, la reunión de los miembros de la familia, desde el compartir más sano y adaptado a las características culturales de cada unidad de convivencia. Estos espacios son importantes porque la familia se hace, se construye día a día con estos pequeños detalles.

Un espacio abarrotado de cosas dificulta que haya una buena comunicación, así como invita a los moradores a buscar su propio espacio dentro del hogar, íntimo y a su aire, con lo cual se pierde respecto a la calidad de las relaciones y a la consistencia de los vínculos.

CONCLUSIONES:
La vivienda tiene un objetivo muy claro respecto a las personas y familias en las que se integran. Sirve para proteger, dar cobijo y estabilidad a las mismas. En este sentido, tanto si se vive solo o sola, como si se vive en familia, hay una serie de aspectos que hay que evitar para que el clima doméstico sea lo más normalizado posible, y que tienda al bienestar y al avance en la vida. Dado que el feng shui es una tradición amplia y que no puede ser resumida en una entrada de blog, para concluir vamos a recoger resumidamente los aspectos más importantes que destaca María José Bonet Canet respecto al orden en la vivienda:

  • El cúmulo de objetos y enseres en la vivienda afecta a la calidad de vida de sus moradores.
  • Es necesario tomarse un tiempo para ordenar todas las dependencias de la casa. Esta es una labor que se puede hacer con la ayuda de los diferentes miembros de la familia (los que conviven) pues no se recomienda tirar objetos de otras personas, ni ordenar espacios privados dentro de la vivienda. Esto puede generar malestar y conflictos. Para hacerlo de una manera adecuada hay que programarlo y tomarlo como una actividad necesaria e incluso lúdica, pues con frecuencia la actividad de desprenderse de lo viejosuele generar sensaciones agradables en las personas, de equilibrio y de orden interior.
  • Los pasillos son las “venas” del hogar, por tanto hay que asegurar que estos faciliten el tránsito de las personas, sin poner trabas u obstáculos en el camino.
  • Los dormitorios son para descansar, no para almacenar objetos que no caben en otras dependencias de la casa. Ojo con ésto, pues el descanso puede verse alterado por este motivo, sin ser conscientes de ello.
  • El orden es importante, pero la limpieza lo es -si cabe- aún más. La suciedad provoca mucho desorden en la psique de las personas, en su bienestar y en la autoestima. Educar en una cultura de la limpieza es algo que se puede aprender, con la ayuda de un profesional implicado y con la suficiente preparación, delicadeza y firmeza para trabajar estos temas. Si las intervenciones profesionales se convierten en sesiones en las que se critica a las personas por todo lo que hacen mal, pero no se realiza una verdadera pedagogía de la intervención, en la que las personas puedan tomar conciencia de la importancia de la limpieza y el orden en sus vidas, el trabajo nunca será duradero ni estará orientado a resultados eficaces en los destinatarios finales de las intervenciones.
  • Es tan o más importante ordenar y limpiar lo que se ve, lo aparente, como lo que NO se ve, esto es: armarios, cajones, despensas, etc. En propias palabras de María José Bonet Canet: “Un armario revuelto y desordenado, incita a la confusión y produce la sensación de impotencia y falta de poder personal”.
  • Los espacios que no se ven a primera vista son los más complejos y los que más información proporcionan a los profesionales respecto a la cultura, hábitos y situaciones de conflicto de las personas. Hay que incidir cuidadosamente en estos aspectos para hacer un buen trabajo, empezando por las propias viviendas (la de los profesionales) para poder apoyar a las personas con las que se trabaja. Pues no se trata aquí de mirar hacia fuera, sino de comenzar con uno o una misma: a partir de este momento, en el que estás leyendo esta entrada de blog.
  • Es importante -a su vez- que la vivienda facilite en la medida de lo posible, el mayor grado de intimidad de los diferentes convivientes, para que las relaciones sean lo más armoniosas posibles.

 

 

Autora: Inmaculada Asensio Fernández.

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